2010026. Educando por un lado y ayudando a matar por otro

Este post se me hace difícil, pero siempre es bueno reflexionar en voz alta sobre temas espinosos como el de la industria de la muerte (o armamentística, o de defensa, o cualquier otro eufemismo que queramos introducir para tranquilizar nuestra conciencia). Y se me hace difícil porque de lo que se trata es de mojarse sobre temas que afectan tanto a mi “yo profesional” como a mi “yo personal”, así  que intentaré hacerlo simple y convincente al menos para mí. (Por cierto, primer post con la ayuda de Zemanta, veremos qué tal funciona en castellano).

Me llegó a través del boletín de Setem información sobre la campaña impulsada por las ONG Justicia y Paz, Setem y el Observatorio de la Deuda en la Globalización para conseguir que BBVA y el Banco Santander dejen de financiar o participar en empresas que fabrican armas nucleares o de racimo, es decir, aquellas que no son capaces de distinguir entre población civil y militar cuando actúan, y la fabricación de las cuales está prohibida en España. Si no sabes de qué van, este vídeo explicativo de La Sexta te ayudará a entender…

Estas ONGs utilizan el método activo de protesta comprando acciones de la compañia en cuestión -en este caso en Santander o BBVA pero antes Inditex- para poder intervenir en las juntas de accionistas. En este documento podéis leer una de las últimas intervenciones de la campaña y el detalle de las actuaciones que no encajan en el código ético de RSE del Santander.

Mi relación con el Santander se limita a una personal -un préstamo hipotecario- y también profesional más indirecta, ya que esta entidad colabora en la financiación de actividades de las universidades de manera general con el portal Universia y con aportaciones directas a algunas universidades como la UPC o la UB. Universia es una red de universidades iberoamericanas, un portal colaborativo y una fuente de recursos de subvención para la universidad a cambio de la posibilidad de captar clientes. Hasta aquí nada que objetar, qué hay más loable que invertir en educación de las personas?

La primera contradicción llega cuando pensamos en cómo una organización puede actuar en pro de una sociedad más educada y por ende justa manteniendo por la puerta de atrás apoyo a la fabricación de bombas racimo o nucleares. Uno ante esta actitud puede hacerse objetos de conciencia y no utilizar los servicios que subvenciona el Santander en la UPC por ejemplo y cancelar su hipoteca. Como  explico más adelante esta opción es de difícil realización al menos para mí y el común de los mortales. La alternativa es optar por apoyar las campañas activas como la ya explicada a nivel institucional -es decir, presionando al gobierno de la universidad para que a su vez incida en la política del Santander- o a título personal vía ONG, que en el caso del BBVA ha cosechado ya algunos frutos.

En el plano personal como decía la alternativa no está clara. A mí particularmente me gustaría poder liberarme de la hipoteca del Santander y depositar mis intereses en algún otro banco donde sepa qué hacen con mi dinero. Claro, la mejor opción es no tener hipoteca ni vivienda en propiedad y pasarse a la era del acceso, pero como bien dice Julen en su post, no dejan de ser dos caras de la misma moneda. Pero puestos a tener una propiedad, busquemos un banco libre de culpa -banca ética?- y que conceda préstamos hipotecarios aunque sea pagando un poco más que en el Santander (también pago más por la comida ecológica y nadie me obliga no?).

El primero que se te viene a la cabeza es Triodos pero entre sus servicios no aparece el préstamo hipotecario a no ser que tu casa sea también un local de economía real y sostenible. También podemos probar con Fiare y similares, pero tampoco me financian la vivienda. Me queda Caja Navarra y su innovadora (en su momento) banca cívica, que se ha unido recientemente a Caja de Burgos y Caja Canarias para formar el Grupo Banca Cívica. Una memoria de actividades del 2009 que ya quisiera para sí el Santander, la verdad es que se me cae la baba, pero nada dice de la financiación de la industria de la muerte. Pero tal vez no se pueda tener todo no?

Si queréis saber si vuestra entidad financiera participa en el negocio de la muerte podéis consultar las compilaciones en este post y en la web de banksecrets.eu, muy interesantes, la verdad. Veréis qué pocos se salvan.

Y para cerrar el post quiero empezar una tercera reflexión sobre el papel de las universidades en la industria militar. Uno de los motores de los países económicamente desarrollados ha sido sin duda la industria militar que desde hace años accede a la política de compra pública de la que adolece nuestro sistema de I+D no militar. No parece que los recortes de presupuesto les afecten y encima con un secretismo de dudosa legalidad mediante movimientos entre diversos ministerios y empresas públicas.

Dónde está el límite? Debe una universidad participar accionarialmente en una spin-off que participa en la industria militar? Debe establecer convenios de I+D con empresas  para optar a la fabricación de vehículos acorazados con la financiación del CDTI? Es esta conducta realmente reprobable?A mí personalmente ver el nombre de la universidad con la que colaboro en el post del link anterior me produce escalofríos, pero tal vez exagero.

Tal vez debamos limitarnos a las armas de destrucción masiva y las que no distinguen a civiles de militares. En este caso, debe una universidad renunciar a participar en un centro tecnológico con por ejemplo EADS entrando en el sector aeronáutico sabiendo que esta empresa suministra piezas de misiles nucleares o bombas racimo? Ahí lo dejo para que penséis un rato.

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