El muérdago, esa simpática planta que crece en la copa de los árboles y que todos conocemos por los cómics de Astérix, es un parásito. El árbol víctima -álamo, manzano…- crece realizando un gran aporte de energía y cuando llega a su madurez, el muérdago se vale de un mensajero como el mirlo o el tordo para adherir sus pegajosas semillas a una rama que a su vez clavarán sus raíces en el huésped y le chuparán la savia. Todo legal. Continua llegint