¿Tienen algo en común la gestión empresarial, la biología y la física? Tres referencias rápidas con diferente trayectoria las encontramos en el ámbito las ciencias de la complejidad (por ejemplo el Santa Fe Institute), en la biomimética (por ejemplo el Biomimcry 3.8 Institute) o menos trabajado ya en la aplicación de los principios de la permacultura a la gestión empresarial. Tenía pendiente este ya extinto verano trabajar la relación entre permacultura y empresa cuando descubrí esta conferencia de Jorge Wagensberg, y creo que merece la pena hacer un apunte sobre la misma. La conferencia, de una escasa media hora y realizada por Alfons Cornella de Co-Society lleva el sugerente título Conectar a Darwin, Keynes y Schumpeter.
En el vídeo Alfons Cornella le plantea cómo se gestionaría una empresa en términos de evolución darwiniana y de selección natural en una época turbulenta como la actual en que lo que cuenta al parecer es la capacidad de adaptación a los cambios en el entorno más que la estrategia planificada.
Wagensberg entra al trapo y nos explica que -como en el caso de las empresas- el objeto de los seres vivos es la supervivencia de los individuos y de la especie, es decir, mantener su complejidad independientemente de la incertidumbre del entorno. A las personas que estamos familiarizados con la innovación estas palabras nos resultan conocidas. Para ello, los seres vivos utilizan tres o cuatro estrategias básicas o combinaciones de ellas:
- Actuar cambiando de medio: en vez de incrementar la complejidad propia, se trata en este caso de moverse a otro entorno menos peligroso mediante la movilidad, que es lo que hacen las gacelas cuando aparece la leona o los pájaros cuando migran a entornos más cálidos.
- Actuar cambiando el medio. Aunque parezca propia de los humanos, esta estrategia también es común en los animales. El caso clásico es la construcción de un nido o madriguera para hacer frente a los peligros (incertidumbre) tanto de los depredadores como del clima, o el de los castores desviando el curso del río.
- Aumentar la complejidad propia: un gusano que vive bajo tierra no necesita ojos para sobrevivir, pero en cuanto sale a la superficie aparecen unos artefactos complejos llamados ojos que permiten a muchas especies afrontar la incertidumbre del entorno. Esta estrategia requiere en general captar y procesar más información, como sucede con el sistema inmunológico o con la propia inteligencia.
En el caso de las empresas ¿podríamos establecer algún paralelismo?
- Si un sector o tecnología están saturados o presentas síntomas de agotamiento de producto puede ser oportuno desplazarnos a otro entorno más propicio, un nuevo mínimo energético local. Las pequeñas inmobiliarias -y ahora las tiendas de compra venta de oro- son un ejemplo claro. Las primeras se salvaron de la quema, las que apuraron hasta el último momento perdieron.
- Modificar el entorno: aquí un ejemplo válido podría ser la creación de un estándar tecnológico compartido con licencia o bien la introducción de una tecnología propietaria como Apple -este verano he leído la biografía de Steve Jobs- para crear barreras de entrada, de manera similar a como los castores retienen el agua en sus presas.
- Aumentar la complejidad propia: sería el caso de una absorción o fusión siempre que -como comenta Wagensberg- conllevara un incremento de la capacidad de adaptación al entorno. Ser más grandes no necesariamente nos permite adaptarnos mejor, como bien saben la gente de Kodak. La empresa red es otra opción que conviene valorar, hasta qué punto aporta valor incrementar su complejidad reduce la incertidumbre o simplemente introduce ruido, como bien saben las personas de Red de Consultoría Artesana. Incrementar la complejidad conlleva un aumento de la información a procesar, lo que puede ser también una fuente de negocio que es lo que hace la empresa Bandeed. Disponiendo de mayor información sobre la oferta y demanda de conciertos en directo se reduce la incertidumbre de promotoras, grupos, salas y fans, y la plataforma puede ganar dinero con ello.
Re-descubrí hace pocos días los primeros capítulos de de la serie La Casa de la Pradera que marcaron algunos veranos de mi infancia.
Hacía más de 30 años que no la veía, y me sorprendió gratamente por algunos de los valores que transmitía -dejando la patria a un lado. El primer movimiento de Charles Ingalls y familia, después de un primer fracaso en Plum Creek fue aplicar la estrategia de movilidad cambiando de entorno hasta la población de Walnut Grove. La segunda estrategia consistió en la construcción de la famosa casa de la pradera. La tercera y más evolucionada fue incrementar la complejidad mediante la inserción en la nueva comunidad, los trabajos compartidos, las relaciones sociales, los trueques, los préstamos y el sistema financiero, y en definitiva un completo ecosistema local empresarial y social con un marcado acento de espíritu emprendedor con pocas leyes y mucha humanidad.
Hola Luis. Seguramente Wagensberg lo vea así. En todo caso, yo creo que no se da una relación causal. Podemos cambiar el medio -construyendo nucleares para reducir la exposición a un apagón generalizado (me gusta black out)- y que la incertidumbre sea mayor, aunque no queramos verlo, como nos ha mostrado Fukushima. Salu2.
Excelente artículo Pere, desde que empecé en la red emprendía (hace poco) he estado leyendo tu blog, el cual siento, en cierto modo, como se expanden los horizontes mentales y analíticos. Una pequeña corrección tipográfica donde en el punto 2 te remites a “actuar cambiando el medio” siendo “actuar cambiando la incertidumbre”. Saludos
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