A menudo
hablo escribo en este blog sobre tecnologías de última generación, impresoras 3D, dedos que leen, robots que aprenden, drones que salvan vidas… Lamentablemente muchas de estas tecnologías conllevan un desmesurado consumo de energía, generan efecto rebote y favorecen los flujos lineales hacia el vertedero del tercer mundo. Por eso de vez en cuando me gusta volver a lo terrenal recuperando tecnologías básicas que apuestan por cerrar los ciclos, y por la sostenibilidad social y ambiental como propuesta de valor. En el caso del textil hablamos hace unos años de Teixidors [también en este post] y de Marcelinus, dos empresas con modelos de negocio diferentes que representan bien esta filosofía.
En este mismo sector y gracias a la revista Opcions hace unos días descubrí un proyecto que ha captado mi interés. Se trata de CotóRoig, una por ahora modesta iniciativa de dos mujeres que han decidido apostar por un sueño cargado de lógica, emociones, y tal vez sostenibilidad económica. Rosa y Àngels ya sabían que cultivar algodón en Andalucía, llevarlo al otro lado del planeta para su procesado y traerlo de vuelta no tenía demasiado sentido. Ninguno, vamos. Tras la tragedia de Bangladesh decidieron hacer algo al respecto y se propusieron controlar -en en sentido de trazabilidad- la cadena del algodón trabajando con productores locales los procesos de producción de la materia prima, hilado, tejido, acabado, diseño, fabricación de la ropa y comercialización.
Empiezan con producción integrada, que ya es un paso de gigante, y se mueven hacia la ecológica, intentando utilizar en todos los procesos posteriores productos no agresivos con la piel o el medio. Sus primeros pasos los han dado gracias a Verkami, consiguiendo los 15.000€ necesarios para poner en marcha -literalmente- la rueca de la fabricación local perfectamente documentado en el blog The Crafty Days. Algo similar a lo que ya hizo Obrador Xisqueta con su lana en la misma plataforma. Rosa y Àngels piensan en ecológico y en una mesa sectorial… son pequeños pasos interesantes y necesarios que ya han seguido otras empresas transformadoras. Son empresas innovadoras que ya utilizan financiación alternativa y se mueven como pez en el agua por las redes sociales, pero si le damos un par de vueltas más tal vez podríamos añadir más valor.
Dos propuestas
1. La primera idea es cerrar el ciclo del algodón. Ya sé que un mantel de algodón es para toda la vida, pero el ajuar está algo pasado de moda ya. Pensemos por un momento que prescindimos de la propiedad del mantel y nos pasamos al pago por servicio como empiezan a hacer ya muchas empresas. Cuando el mantel o la sábana envejecen o quedan inservible por un descuido con el vino, no los tiramos sino que los devolvemos a su propietario, CotóRoig. Esta empresa lo recicla y lo incorpora al proceso de producción ¿Pero se puede reciclar el algodón? Esto es lo que creen en Suecia, donde un consorcio de empresas ha desarrollado la tecnología propiedad de Re-newcell y que ha merecido salir en The Guardian. Tal vez CotóRoig no tenga que ir tan lejos a buscar la tecnología. Tal vez la empresa Hilosa, de Les Preses, cerca de Olot, les pueda echar una mano en el proceso, aunque habrá que ver en qué condiciones no vaya a ser que queriendo recuperar el algodón matemos el agua.
2. ¿Y qué más se podría hacer? Dejadme que vuelva al mundo de la tecnología del S. XXI que habíamos abandonado en el primer párrafo. Todos tenemos la imagen de Gandhi y su rueca que llevó a la India a su independencia. Ser sostenible no implica recuperar un sistema de producción propio de los cuentos de los hermanos Grimm. ¿Y si es el usuario final quien se teje su ropa? Con máquinas como Open Knit de Gerard Rubio podemos llegar a este estadio de desarrollo. Aunque yo, sinceramente, no veo que en cada casa tengamos una tejedora digital, una impresora 3D y una cortadora laser, más bien apuesto por pequeñas tiendas de barrio que centralicen la producción local y que puedan mantener las máquinas actualizadas y bien calibradas.
Queda mucho por hacer tanto en el proceso original de CotóRoig como en los nuevos modelos de negocio que permite la digitalización de la fabricación, y no deberíamos olvidar que las personas y el planeta somos más importantes que el dinero. Os dejo con el vídeo de Teixidors y su proveedor de lana merina, todo un poema visual. No me cansaría de verlo.
Contactos: @openknit @teixidors @cotoroig @marcelinuswool @tonisala1