Comenta Neil Gershenfeld en una entrevista en Edge de
obligada recomendable lectura sobre la progresiva substitución desde los años 50 de lo analógico por lo digital. Con un insultante dominio de la teoría habla de Shannon, de comunicación, computación, y finalmente de fabricación digital. Es un artículo muy interesante que me lleva a escribir sobre cómo esta digitalización puede eliminar la evolución debida a la fricción, el roce, el cariño y el desgaste.
Mientras escribíamos a mano, la grafía evolucionaba de manera que sobrevivían sólo los símbolos más útiles. Tomemos por ejemplo el ampersand o “and” que todos conocemos por el rock & roll o por haber aparecido hasta la saciedad en un anuncio de champú. Tal vez os resulte extraño, pero su origen no es americano ni británico, sino que aparece ya como evolución del “ET” latino del siglo I dC para ahorrar tiempo y espacio en la escritura manual. En el idioma español no sobrevivió pues la “y” era igual de económica en cuestión de espacio, pero en otras lenguas resultó muy práctica para escribir rápido.
En una primera fase manual las letras evolucionaron hasta conseguir una escritura más rápida o bella, lo mismo que pasaba y pasa todavía con los fonemas. Con la imprenta se fijaron las fuentes y los tipos, aunque las piezas se gastaban y aparecían imperfecciones que mantenían cierto carácter artesano. Cada copia era diferente de la anterior si la mirabas al microscopio. La impresión tenía parte de la culpa, pero también el estado de los glifos de cada letra. Con la digitalización se ha perdido totalmente esta posibilidad de evolución, todas las copias son exactamente iguales, sin fallos, pulcro y nítido llega el mensaje escrito del Word.
Algo parecido sucede con la música, donde también podemos encontrar estos tres estadios hacia la digitalización. El primero, la música en directo como los conciertos callejeros de Radio Fanjul. El segundo, la música grabada en analógico, equivalente a la imprenta. Se podía reproducir una y otra vez la música, pero el molde tenía imperfecciones que transmitía a cada copia, aumentando el ruido cada vez que se replicaba. Y finalmente llega la música en digital, con múltiples soportes de salida, prístina y copiable tantas veces como uno desee sin perder fidelidad.
¿Y en las organizaciones?
Y llego ya al final. La digitalización nos ha permitido eliminar el ruido de las tipografías y la música. En la empresa algunos métodos también pretenden eliminar el ruido de fondo dejando sólo lo imprescindible para funcionar de manera óptima, sin fricción, sin fallos en la reproducción de mensajes mediante métodos como 5S (que me perdone @juleniturbe):
El método 5S se inició en Toyota en los años 1960 con el objetivo de lograr lugares de trabajo mejor organizados, más ordenados y más limpios de forma permanente para lograr una mayor productividad y un mejor entorno laboral. Clasificación, orden, limpieza, estandarización, disciplina. (De wikipedia)
¿No estaremos tratando de transformar a la organización en un ente digital, aséptico, sin emociones, con defecto cero y sin ruidos de fondo? Personas que fichan para satisfacer su la misión en la empresa, con un objetivo claro y definido, sin lugar para las emociones, la cultura propia, la innovación espontánea o cualquier rastro de tarea superflua o redundante. Así digitalizamos y empaquetamos la empresa la podremos “imprimir” en cualquier parte del mundo.
En el caso de la grafía, la aparición de la digitalización se llevó por delante la belleza de la escritura manual artesana. En el de la música, la experiencia única de improvisación en un concierto en la calle según el estado de ánimo de emisor y receptor ¿Quién va a ganar la batalla, lo analógico con todos sus defectos, dificultad de réplica y evolución espontánea, o lo digital, pulcro, estático, muerto?
Volviendo a Gershenfeld, en la comunicación y en la computación la batalla parece haberse decantado por lo digital. Con la fabricación (impresión 3D y hermanas) llevamos el mismo camino. ¿Y en las organizaciones? ¿Llegaremos a eliminar las emociones de las personas, o por el contrario, y tal vez peor, las encapsularemos y digitalizaremos para así poder replicarlas a nuestro antojo? ¿O no es este el santo grial de la robótica actual y el análisis social de las redes?
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