Escribía hace unas semanas en esta entrada sobre la ingeniosa estrategia que la granja La Selvatana utiliza para ser más competitiva uniendo fabricación tradicional, transparencia y redes sociales. Pero por mucho que se empeñen las microempresas en innovar -a menudo de manera poco sistemática- siempre aparecerán elementos que harán peligrar su apuesta. Estudiaremos en esta entrada dos ejemplos que ilustran perfectamente lo inesperado de esta competencias emergentes.
Milka cola
Así es como han bautizado los americanos a la nueva apuesta de Coca cola. Después de su incursión en el sector de los zumos con Simply, ahora entran en el mundo de la leche con FairLife para tratar de superar su caída de popularidad y ventas, y es que la sociedad parece que empieza a darse cuenta de que su producto tal vez no es todo lo sano que debería. Ya puestos podrían haber revolucionado el mercado apostando por la leche ecológica y la ganadería extensiva, pero no, claro. La campaña de publicidad que han lanzado no va por estos derroteros precisamente.
Lo que se proponen es vender un producto premium que se parece a la leche de vaca pero con el doble de proteína y calcio, menos azúzar y sin lactosa ya que cada vez menos personas la toleran. Primero descompones la leche en sus elementos básicos, perfectamente detallados en la campaña promocional, y después la vuelves a compilar con tus nuevas especificaciones a gusto del consumidor, todo ello apalancando la marca Frankensteinmilk Coca Cola. Nos venden sostenibilidad basada en brillantes colores Kodachrome, jóvenes granjeras saludables y obtención de energía por metanación de la mierda de vaca recogida 3 veces al día, pero no cuela.
Only the Breast
Pero no se vayan todavía, aún hay más. En la economía colaborativa tenemos ejemplos para todo, desde el más altruista y ya vetusto Linux al más empresarial y reciente Uber. ¿Y qué tiene que ver la leche con la economía colaborativa? Resulta que hay mujeres que no pueden dar de mamar a sus hijos por falta de leche y deciden comprarla o recibirla gratis de otras madres a las que le sobra. Se crean así bancos de leche materna como Only The Breast donde puedes comprar, vender o donar este “producto”.
Todo va bien hasta que empieza a ponerse de moda ingerir leche materna como súper dieta para personas que cultivan el body building y que consideran a la leche como un complemento nuctricional de primer orden. Lo que en principio debería crear cierto rechazo social se convierte en negocio, y la red OTB pasa a ser un supermercado de la leche. No creo que en España esté regulada todavía esta práctica, pero si se pone de moda tal vez deberían hacerlo para evitar males mayores como los que aparecen en el artículo de The Guardian que ha inspirado este post,
Advocates like my friend believe breast milk is the most natural thing on the planet. However, there is no escaping the darker side of the breast milk black market. As Miriam explained: “Most of the men who contact me want to drink milk directly from my breast, which I am against”. A quick glance at the OTB website reveals men offering £20 to be fed from directly from the breast.
Me gustaría pensar que las personas -hombres en su mayoría- que quieren beber directamente del pecho de la madre lo hacen porque creen que la leche, pasadas unas horas, pierde todo su valor nutritivo, y no por otras razones que en este país desafortunadamente serían totalmente verosímiles. La economía colaborativa de Uber fue regulada en cuestión de días, veremos cuánto interés tendrá el gobierno actual en regular esta nueva modalidad donde las mujeres son protagonistas.
Para saber más
- http://www.theguardian.com/business/2015/feb/03/coca-cola-releases-fairlife-milk
- http://blog.euromonitor.com/2014/12/can-fairlife-distance-itself-far-enough-from-coca-cola-to-be-a-success.html
- http://www.theguardian.com/sustainable-business/2015/mar/02/breast-milk-market-uk-bodybuilding?CMP=new_1194&CMP=
- http://www.wired.com/2011/05/ff_milk/all/