2015033. Desaprender, bicicletas y profesores tarima.

SmarterEveryDayEn un taller sobre Galileo y su ley del péndulo, inicio de la revolución industrial, una niña impulsaba el peso con demasiado ímpetu para el experimento que YO había diseñado. No me pude contener y le espeté “¿…pero no ves que así no va a funcionar? Mira, tienes que hacerlo así”, con lo que todo el aprendizaje espontáneo se fue al carajo. En esta entrada reflexiono sobre aprender a desaprender, esta competencia necesaria en el S.XXI y que tanto nos cuesta a los mayores.

Estoy acercándome estos meses a los métodos “modernos” de enseñanza donde el papel del profesor de tarima que transmite conocimiento vía memorización desaparece para dar paso al del profesor acompañante que estimula las capacidades propias e innatas de cada persona. Leo mucho, me formo con la Fundación NEC, y confío en poder empezar a practicar en breve.

Yo recibí la educación tradicional de memorización y formato tarima. Aunque en las clases de la universidad intento estimular la curiosidad de los alumnos, es en primaria y secundaria donde estos métodos son de plena aplicación. Uno de los escollos del “nuevo profesor” es dejar de lado tus conocimientos de currículum para centrarte en las capacidades y competencias del alumnado. Aunque sepas la respuesta, tu papel es conseguir mediante la preparación de ambientes y la escucha atenta que a la niña le salga la respuesta desde dentro, no que diga lo que tú quieres oír.

Para ello es necesario aprender algunas técnicas docentes, nuevos materiales, preparación de ambientes… aunque lo más importante creo yo es la de desaprender después de 20, 30 o 40 años sometidos al mismo método pedagógico que ha conformado ya nuestra programación neurológica. Nos sentimos bien cuando la alumna hace lo que esperamos que haga, lo que sumado al chute hormonal que acompaña el “ooooh, cuanto sabe, profe!!”, nos pone muy difícil hacer el cambio y a poco que nos despistemos adoptamos de nuevo el rol de profesor que todo lo sabe.

Aprender de nuevo a ir en bicicleta

Muchos de nosotros aprendimos entre los cinco y siete años a ir en bicicleta. Nuestros esforzados padres y madres corrían tras nosotros sujetando el sillín de la bicicleta mientras inocentes pedaleábamos. “Mira al frente” nos decían, y cuando más confiados estábamos soltaban el sillín y seguíamos pedalenado sin más. “Lo ves, lo has hecho sin mi, ahora tú sola” y la cosa funcionaba. A los seis años es fácil, pero también sabemos de algunas personas que no tuvieron la oportunidad de aprender de pequeñas y ahora lo ven imposible.

Destin Sandlin se preguntó si nuestro cerebro puede realmente desaprender a ir en bicicleta y aprender a hacerlo de otra manera. El vídeo que os enlazo a continuación no tiene pérdida, os lo recomiendo tanto si estáis interesados en la neurociencia, en el proceso de aprendizaje, en la bicicleta o en reíros una rato.

A partir de su experimento que consiste en una bicicleta en la que el manillar gira de manera opuesta a la dirección, Destin nos comenta (Nota: los vídeos de SmarterEveryday son muy interesantes) que lo que a él le costó ocho meses de reaprendizaje fue realizado por su hijo en solo dos en semanas, y es que la plasticidad de nuestro cerebro se va perdiendo con la edad. Un segundo elemento es la capacidad de nuestro cerebro de saltar entre un modo y otro de ir en bicicleta. Y el tercero, que la gente es muy incrédula.

Si desaprender y aprender de nuevo a montar en bicicleta, un aprendizaje de días, nos lleva ocho meses, ¿cuánto más nos costará revertir 20 años de método memorístico de aprendizaje para poder pasar del modo tarima al modo acompañante en la escuela? ¿Y si pretendemos combinar los dos modos? ¿No será algo semejante a lo que nos pasa en el trabajo, cuando queremos saltar del modo exploratorio colaborativo al jerárquico productivo en cuestión de segundos?

2 comentaris

  1. Parece pues que Sócrtaes en sus diálogos, a través de la mayéutica, fue un precursor (si no inspirador) del sistema. Aunque parece ser que él, más que fomentar la creatividad, lo usaba para que acabaran dándole la razón.
    Por otra parte, la bici con manillar invertido me recuerda los timones de pala que a mucha gente les cuesta mucho aprender a manejar, por la contraintuividad que representa que para virar a babor haya que mover la caña a estribor.

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