Mucho se ha escrito y debatido [también el amigo Julen] sobre la deriva mercantilista de la otrora simpática economía colaborativa. En esta entrada, reflexiono sobre esta cuestión analizando un modelo que me toca las narices estos días: la compra -o no- de libros de texto.
Cuando uno llega a la categoría de padre de ESO y procede de una escuela de primaria donde se socializa el material escolar y se pagan 25€a al año por los libros, la sorpresa que se lleva es mayúscula. Algo más de 50.000 pesetas (300€) por ocho libros. Tras el susto inicial, y conocedor de la existencia de otros modelos, propongo analizar las diferentes alternativas antes de tomar una decisión al respecto. Veamos:
- Libros nuevos en propiedad. Libros nuevos, a estrenar y en régimen de propiedad. Mi hija los podrá subrayar, garabatear, quemarlos, revenderlos io conservarlos para su hermano al acabar el curso. Unos 300E para un primero de ESO. Es el modelo preferido de las editoriales, en franca decadencia. Eso sí, si quieres la licencia digital tendrás que volver a pagar, cuando lo lógico sería pagar una sóla vez por el contenido independientemente del soporte.
- Libros nuevos o de segunda mano bajo gestión privada. Iddink es una empresa de matriz holandesa que ofrece una plataforma de alquiler y gestión de libros de texto. Según ellas, el ahorro es de un 50% respecto al precio de venta. El libro no es tuyo, y lo tienes que devolver en condiciones semejantes a las de la venta inicial, con un máximo de 15 páginas subrayadas. Mis conocidos me dicen que el estado de los libros es algo precario, pero por un 50% vale la pena. El incentivo es exclusivamente monetario Algunas personas [aquí y aquí] consideran a esta empresa una estafa, y otras muchas agradecen no tener que pasar por el calvario de la compra de los libros. Sería también interesante en función de qué parámetros una escuela pública ofrece esta posibilidad, transparencia al poder.
- Socialización de libros. La escuela (AMPA) apuesta por consenso pasar a ser propietaria de los libros de texto. Todo el mundo tiene libros de la escuela, mismas condiciones para todos. Unos 25e anuales, pero eso sí, requiere implicación de padres y madres que cada año dedican un día conjuntamente a arreglar los pocos libros que se han estropeado. Habitual en primaria, casi inexistente en la ESO. En este caso el incentivo es el bien común, o algo cercano, y la responsabilidad compartida. No hacen falta becas si las cosas se hacen bien.
En nuestro caso la 3a opción que teníamos en primaria no existe en secundaria (siendo igualmente un centro público) y optamos por la primera opción con la esperanza de que si no vuelve a cambiar la ley de educación, en dos años reutilizaremos los libros con otro hermano y después podremos revenderlos o regalarlos si nos apetece.
Volviendo al tema de la economía colaborativa. ¿Consideras que el segundo caso lo es? O sólo es una derivada del primero donde el capital aprovecha todos los resquicios que deja el sistema -ayudada por la renovación constante de temarios- para sacar más tajada? Como en el caso de Uber o AirBnB, los editores tratan de frenar lo que parece ya imparable, pero por favor, que no le llamen colaborativo ni sharing economy. Es el mercado de segunda mano de toda la vida, sólo que ahora paga impuestos en Holanda.
Actualización a 2018
Han pasado ya tres cursos, mi hija empieza 4o de ESO. Sigue brillando por su ausencia la opción 3, la socialización de libros. Compramos libros nuevos pensando en un hermano dos años menor, pero este pasó a utilizar libros digitales, por lo que no pudimos aprovechar ninguno. Se llama improvisación.
Hoy conservamos los libros de 1o y 2o de ESO para consulta del padre y del hermano menor porque la pantalla del ordenador no da para mucho. Para los de tercero y cuarto hemos utilizado la opción 2, iddink, y estamos satisfechos como mal menor.
Dos años + tarde mi otro hijo utiliza libros digitakes, así que no ha habido reutilización posible. 😦