2012007. De la città dei bambini al ZX Spectrum. Niños y niñas que reprograman la ciudad.

Anar a la versió en català

Hace pocos días fui al taller CiutatsLab CCCB organizado por Ramon Sangüesa e Irene Lapuente de La Mandarina de Newton. Se trataba de un ejercicio para repensar la ciudad como laboratorio o cómo aplicar las técnicas de laboratorio a la ciudad, y en este post quiero explicar mi experiencia personal por si a alguien le es útil.

Ramon empieza el taller con una descripción ontológica de conceptos vinculados a l’evolución de los labs: hacklab, medialab, livinglab,… y unos cuántos más. Yo personalmente eché de menos el concepto de Rural Lab que (hasta donde yo conozco) promueve en Ricard Espelt en el marco de TheProject.

En este taller una de las metáforas empleadas por una de las participantes (Montse) es la de la ciudad como una superposición de capas. Una primera capa física (edificios, infraestructuras), una segunda de programación (las rutinas, normas, actividades que hacemos cada día como la  educación, cruzar una calle, sacar la basura….) más o menos libre y una tercera de las personas y sus relaciones y redes. Este modelo me recuerda un poco al que explicaba Miquel Barceló (no el pintor) para la planificación del distrito barcelonés del 22@ y que reproduce en este post Xavier Ferràs. En este modelo no aparecía el concepto de programación al que quiero hacer referencia hoy.

Una de las conexiones del taller en la que yo nunca me había adentrado es el de que las ciudades están mal programadas. Me veo a mí mismo hace 30 años programando juegos con el ZX Spectrum, picando y repicando código, corta y pega y dale que te pego (y grabando con aquella cinta infumable). Siempre, de manera inevitable, quedaba algún cabo suelto. En otra época de mi vida diseñé microchips y tuve la misma sensación, el gazapo es un subproducto inevitable del cortaypega. Es cierto que después aparecieron herramientas como los debugger o depuradores de programa que facilitaban mucho el trabajo, pero entonces yo ya había dejado esta afición con la que seguramente me hubiera ganado mejor la vida. Me pareció -la de la programación de ciudades- una muy buena metáfora, un poco influenciada sin duda por The Matrix.

Finalmente nos planteamos en el grupo de trabajo qué elemento podía constituir un buen debugger para la ciudad y concluimos que los niños y las niñas, utilizados como sensores, podían muy bien cumplir esta función. Dejar niños y niñas correr por los espacios de la ciudad o plantearles preguntas y recoger datos y respuestas podía llegar a ser una vía muy interesante para diseñar ciudades -como hace Tonucci con la ciudad de los niños– pero también para rediseñarla mediante el debugging.

Como ejemplo de debugging emergente, los parques infantiles de los que hablé hace un tiempo en relación a la responsabilidad. En Sant Cugat, mi pueblo-ciudad, el ayuntamiento decidió construir un parque para gente mayor al lado de un parque infantil clásico. ¿Qué pasó? Que los niños decidieron sin que nadie les preguntase que era mucho más interesante pasar por las barras y artefactos pensados para prevenir la artritis y artrosis que por los columpios y otros instrumentos de juego planificado. Un primer bug en el programa!!

Agradezco a Ramon e Irene la oportunidad de aprender y repensar un rato, un oasis cultural en medio de tanta mediocridad e hipocresía!

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